Una buena inversión
Alguien dijo una vez: “Todo lo que va, vuelve; todo lo que se da, se recibe”
Cuenta la historia de un granjero pobre escocés, que se apellidaba Fleming, que un día, mientras estaba realizando sus tareas cotidianas, oyo que alguien que pedia auxilio desde un pantano cercano. Apurado corrió al lugar del que procedia la voz y allí encontró, enterrado hasta la cintura en el fango húmedo, a un muchacho de 10 años que aterrado, gritaba y se esforzaba inúltimamente por librarse. El granjero, sin dudarlo ni un segundo, se metió en el pantano y salvó al muchacho de lo que podria ser una espantosa muerte.
A los pocos días, llegó un carruaje elegante a la granja.Un noble, salió de él y se presentó como el padre del muchacho al que el granjero había ayudado a salir del fango. “Me gustaría recompensarle de alguna manera-dijo el noble-. Has salvado la vida de mi hijo”.”Muchas gracias, pero no puedo aceptarlo; cualquiera habría hecho lo mismo que yo hice”, contestó el granjero escocés. En ese momento, un pequeño de tres años apareció en la puerta de la cabaña.”¿Es ese su hijo?”, pregunto el noble.”Sí”, contestó el granjero orgullosamente. A lo que el visitante añadió: “Le propongo hacer un trato; permítame proporcionar a su hijo el mismo nivel de educación que disfrutará el mío. Si el muchacho se parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en un hombre del que tanto usted como yo estemos orgullosos”.
El granjero aceptó y su hijo asistió a las mejores escuelas de Inglaterra. Con el tiempo, se graduó en la Escuela Médica del Hospital St. Mary’s, de Londres, y acabó siendo conocido como el doctor Alexander Fleming, premio Nóbel de Medicina gracias al descubrimiento de la penicilina. Muchos años después, el hijo del mismo noble que fue salvado de aquel pantano, enfermó de pulmonía, curándose gracias a la penicilina de Fleming.
El nombre de aquel noble quien invirtió en los estudios del hijo del granjero escocés era Lord Randolph Churchill. El de su hijo, Wiston Churchill, primer ministro inglés y premio Nóbel de Literatura.
Esta historia es una maravillosa fábula de patriotismo inglés.
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